“Ya se olía un tremendo hedor desde hacía rato antes de llegar al destino. Pasamos por un agujero en la valla y fuimos hacia las instalaciones más cercanas. Cuando abrimos las puertas, el hedor y el aire cargado nos golpearon nuestras caras.
Entramos y nos caímos en algo que parecía un lecho, pero sólo era una película de heces y paja. Éste es el único espacio donde estas aves acuáticas podían vivir.
Los patos son todavía jovenes. Se escurrían de mis manos debido a toda la suciedad y barro que tenían. Pude coger 5 de ellos y meterlos en la caja. Lukas se arrodilló y miró toda la mierda que hay a su alrededor.
Unos pocos minutos después estamos saliendo de las instalaciones.
En el coche les metimos en un transportín de aves y nos fuimos a casa. Eran tan pequeños. En unas pocas horas se estarían bañando en una piscina con agua fresca y caminando por la hierba. Podrán sentir la lluvia y el aire fresco”.
traducido de Michal Kolesár