Rescate abierto de un cerdito en la República Checa.

Hace unos días estuvimos aquí, vimos a un capullo gritando a las cerdas y le vimos arrojando lechones en el maletero del coche de un amigo suyo. Vimos cerdas esperando su primer nacimiento y cerdas en jaulas con lechones corriendo. Vimos un cerdito muerto siendo mordisqueado por otros y luego nos dimos cuenta que no estaba muerto ya que levantó la cabeza y los miró.

Hoy estamos de nuevo aquí, la noche es fría. Hay una línea de edificios frente a nosotres. Entramos en uno de ellos. Jaulas viejas oxidadas y madres agitadas a quienes los humanos las convierten en máquinas de producir carne.

El aire es denso y asqueroso.

Me agacho a por uno de esos cerditos, se lo cojo a su madre y le digo a ella que le llevaremos a un lugar seguro.

Nos vamos.

Apoya a aquelles que se cubren la cara.

El rescate directo de animales no humanos cambia el presente de sus vidas en vez de soñar con un posible mejor futuro. No se trata de abstracciones, sino de vidas específicas. Salvar vidas es más importante que la propiedad, la ley, la voluntad mayoritaria o unas elecciones “democráticas”. Nuestros rescates abiertos no están en contradicción ni en contra de los rescates anónimos, sino que se complementan.

Porque a los animales no les importa si llevas o no una máscara.

traducido de Michal Kolesár