Informe Anónimo:
«A finales del verano, activistas por la Liberación Animal llevaron a cabo dos incursiones en granjas peleteras en Idaho y Utah (USA). La verja se echó abajo y cerca de 2000 visones fueron liberados permitiéndoles dirigirse hacia la libertad. Ambas granjas están situadas en tierras públicas las cuales están bastante asalvajadas, permitiendo tener un placentero hábitat para estos predadores recién liberados.
Caminando a través de un gran campo, trepando silenciosamente por una valla con alambre espino y cruzar el camino a la vista de la casa asociada con la primera granja, fue fácil. Estaba claro que no había seguridad electrónica visible y apostaron que los débiles ladridos provenían de la propiedad de un vecino o que al menos había un perro dentro de la casa del dueño de la granja.
Jaula tras jaula, fila tras fila, cobertizo tras cobertizo, los pestillos fueron abiernos y las cajas de cría se fueron quitando, lo que permitieron a los visones escapar hacia su hogar. Espaciaron el tiempo entre las sueltas para dispersar el ruido de los visones. Fue un momento tan bonito como surrealista, con la vista hacia los visones que se iban marchando bajo la luz de la luna, este momento será llevado dentro de los corazones durante toda su vida por aquellxs que contemplaron su vuelta a la naturaleza. La aprobación del coro de coyotes desde las colinas cercanas, todavía resuenan en sus oídos.
Días después, estxs activistas se toparon frente a otro complejo peletero. Estuvieron un tiempo observando para asegurarse de que no había movimiento desde el interior del recinto. Se sentaron pacientemente, preparándose para entrar en la propiedad y tirar abajo otra verja. Mientras estaban sentadxs esperando, se podía escuchar el débil gorjeo y el sonido al rascar las jaulas de los visones encarcelados.
Bajo una brillante luna llena y el rosa neónde la bruma de enormes incendios forestales cercanos, procedieron a acercarse al perímetro. Cortaron verticalmente a la línea de cadenas de abajo hacia arriba en dos lugares. 20 minutos después, prepararon la verja que después se quitaría tras unos pocos cortes rápidos en la parte superior en cuanto llegó el momento. Esto ayudaría a disfrazar los preparativos por si un vehículo de seguridad pasaba por ahí.
Los pequeños cortadores de alambre que tenían, aceleró el trabajo en la malla de gallinero.
Unos cuantos cobertizos fueron vaciados completamente. Sus anteriores habitantes estaban mucho más animados que en la última granja – gritando, corriendo, escalando la cerca perimetral de dos metros y medio de altura. Más de 1000 visones fueron liberados y tras ésto, derribamos la valla para que todos pudieran escapar.
Enjaular la naturaleza es una ofensa atroz contra la vida y la libertad. Vale la pena vaciar cada una de las jaulas y comenzar este trabajo no es difícil. La presión por parte de lxs activistas por la Liberación Animal, una demanda decreciente de los productos de origen animal y las recesiones económicas se han unido para impulsar la arcaica industrua peletera hacia el colapso total. Limpiar la naturaleza de granjas peleteras es una meta digna y alcanzable. Lo que se necesita ahora es que el lector/lectora reflexione sobre qué es lo que le impide continuar donde otrxs lo han dejado.
Mientras la industria peletera se tambalea al borde del colapso, estos esfuerzos tienen la intención de empujara por el borde. En este punto, actualmente, encontrar granjas peleteras operativas parece ser una de las partes difíciles. El resto es sencillo.
Estxs activistas lamentaron que esta actividad no fuese mejor entrenamiento para asaltar prisiones de humanxs también. Sabed que cualquier acción puede agudizar las habilidades para hacer frente a toda clase de industria explotadora y opresiva.»