«Uno de los momentos más importantes de mi vida fue cuando vi unos pequeños lechones jugando en un prado. Corrían y saltaban, se lo estaban pasando tan bien sin preocupaciones que sólo podía quedarme paradx mirando sonriente.
Al mismo tiempo conocí pequeños cobertizos de aldea y podía escuchar los gruñidos de los cerdos que estaban allí encarcelados. Allí conocí esas «alegres» reuniones de matanza donde se reunía la familia para beber vino y acabar con la vida de inocentes. También conocí las grandes granjas de cerdos enfermos, criaderos con cerdas en jaulas de gestación y lechones muertos llenos de moscas. También pude escuchar cómo lloraban y chillaban en el matadero.
Y ahora estoy aquí, con otras personas en una fría y clara noche frente a la valla. Tras ella hay muchas construcciones que producen «cerdo». Entramos y cogimos un primer lechón, luego un segundo, un tercero, los envolvimos en toallas y nos fuimos. Al menos estos tres pequeños conocerán un mundo mejor.»
Haga clic aquí para ver más fotos del rescate.
traducido de Michal Kolesár